
Ni me acuerdo cuando nos conocimos.
Desde pequeñitos, en el autobús, juntos, todos los días. En el colegio lo mismo.
En el club, igual.
Nos picábamos en los partidos de futbol y futbito sobre quien jugaba mejor; los goles no lo eran todo, así que creamos entre los dos un sistema de puntuación para valorarlo.
Cogíamos pájaros en el parque, envenenábamos ratones juntos, hacíamos pira del colegio engañando al cura para que cogiese el coche del colegio y nos llevara a Sopelana a tomar unas cervezas. Y lo conseguíamos.
Hicimos petardos y bombas, y bombas de humo... hasta que una le explotó y le dejó la mano hecha un cromo... (lo mejor es que el profesor del comedor no se creía que lo que tenía en la mano era una crema antiquemaduras y, además, no le dejó comer aquel día... jajajjaja)
Hacíamos como que estudiábamos, y nunca lo hicimos más allá de 10 minutos.
También hacíamos concurso sobre las notas... y lo que realmente contaban eran los suspensos, que parecía que los coleccionábamos. Quién iba a pensar hasta donde íbamos a llegar años más tarde... él es Licenciado en Derecho y Licenciado en Periodismo. Y otros tantos méritos que no cito para no aburrir.
En fin, que podría escribir un libro sobre historias que hemos pasado juntos... tal vez algún día.
Y hablando de libros, Iñigo está camino de su segundo libro. Lo publica dentro de muy poquito en la editorial Eunsa, así que estad atentos.
El primero lo publicó hace un año y medio más o menos, y se titulaba "La última campanada". Con ese libro sí que dió la campanada.
En la foto que publico, sale Iñigo con la maqueta final de su próximo libro.